Entrevista de Patricio Zunini a José María Brindisi para Eterna Cadencia Blog (1/2/2014)
Cómo vive un escritor: en qué piensa, qué riesgos corre, cómo se levanta los lunes por la mañana, cómo la escritura y la vida se pelean y se abrazan. José María Brindisi (autor de, entre otros títulos, Frenesí y Placebo) tenía rondando esa pregunta cuando comenzó a pensar el proyecto que hoy derivó en la revista “El ansia”.
—Siempre me llama la atención —dice— lo que dicen los escritores, pero no me interesa nada que hablen sobre su obra. Entre otras cosas porque no les creo, porque siempre es una reconstrucción. Muchas veces la gente va a buscar lo que dice el autor sobre su propio libro como una guía de lectura; para mí primero hay que leer sin mapa y después vemos. Entonces, uno de los orígenes de la revista, y casi el más fuerte, fue el interés de seguirlos de otras maneras más fructíferas que a través de su obra. Por supuesto, ese límite es por momentos medio invisible.
La “revista de literatura argentina” —tal el subtítulo— tiene formato de libro, alrededor de 350 páginas ilustración y casi no tiene publicidades. Dirigida por Brindisi, tiene como editores a Lucas Adur, Federico Goldchluk, Guido Herzovich, Mariana Lerner, Edgardo Scott y Lara Segade. En el primer número colaboran, entre otros, Selva Almada, Matías Capelli, Jorge Consiglio, Juan Guinot, Miguel Vitagliano. Es una revista singular que desarrolla la propuesta de Brindisi de una manera singular: pone la lupa sobre sólo tres escritores. En este primer número aborda el ansia de Marcelo Cohen, Hernán Ronsino y Alberto Laiseca. Cada dossier está compuesto por diferentes artículos: perfiles, crónicas, análisis críticos, incluso una selección de textos realizada por cada autor.
—El retrato multiforme —sigue Brindisi— dando vueltas alrededor de un escritor, con profundidad, con una dedicación de ciento y pico de páginas para cada uno, producía una suerte de desprolijidad muy saludable, muy vital.
—Cada número aborda tres escritores: ¿cómo se deciden los nombres?
—Se discute en equipo, aunque yo tengo derecho de veto. Siendo el responsable del proyecto podría haberme guardado algunas prerrogativas más, pero no tengo ganas de estar pensando durante un año, consiguiendo plata, preocupándome, enojándome con la imprenta, por alguien que no me interesa. No buscamos armar un canon. Cohen es, para mí, el autor más importante de la literatura argentina vivo y sin embargo todo el tiempo me encuentro con gente que, no hablemos que no lo leyó: no lo conoce, ni oyó hablar de él. De otra manera, también podríamos decir lo mismo de Laiseca.
—¿Ronsino qué rol cumple en el trío?
—Claramente que la revista no se leyera como un canon o que es sobre autores consagrados. La revista es una concentración de ciertas figuras que circulan en la literatura argentina de hoy y que nos parecen interesantes como figuras y que su literatura es parte de esa figura.
—¿Que la revista sea anual es una idea desde el comienzo o tiene que ver con una limitación presupuestaria?
—Seguramente a los tres minutos de pensar la idea ya lo económico había entrado, es insoslayable. Pero no fue ese el origen. Si tuviera que sintetizarlo, diría que la intención era disfrutarla, hacerla tranquilo. No quería meterme yo mismo en una trampa en la que nadie me obligaba entrar. Disfrutarlo, que el resto lo disfrutara, hacerlo bien y tranquilos. Nunca se pensó en una tirada mensual ni trimestral; casi seguro que tampoco semestral. Si lo que queremos es retratarlos, diría ambiciosamente, en profundidad, hay que tener tiempo para hacerlo.
—Con una revista anual, el objetivo parecería no ser el de dar un panorama de la literatura: en diez años habrán cubierto sólo treinta autores.
—Treinta autores en diez años es un panorama tremendo.
—Está bien, pero surgen nuevas voces, hay estilos que cambian, etc.
—No está la idea de tomar gente que haya sacado sólo un libro. Aún cuando eso sucediera, yo creo que van a ser lo menos. Sin embargo, creo que después de tres o cuatro años, tener doce autores retratados con esa profundidad es, no sé si la palabra es panorama pero sí un muestrario potente del estado de las cosas de la literatura argentina de los últimos tiempos. En ese punto, me parece lógico que la revista salga y se muestre. De hecho la vamos a presentar en Bolivia y Chile.
—¿Se puede saber qué autores están en el número dos?
—Sí: Luis Chitarroni, Edgardo Cozarinsky y Gustavo Ferreyra.
—Hasta ahora, seis varones…
—Un par de escritoras me lo reclamaron, pero es algo absurdo. De hecho, para ser sinceros, en realidad, el número dos había una mujer elegida. Ella estaba encantada, pero como está en un momento muy particular, de mucha actividad, nos pidió que esperáramos al siguiente número. No sé si va a quedar así; de hecho ya tengo un posible mapa del tipo de autores que quiero y tal vez no entre ahí. Pero es alguien que nos interesa mucho. Que sean seis hombres es una casualidad, no quiero imponer la cuota femenina porque me parece una pavada.
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